Que si paisajes de todo tipo, con y sin puestas o salidas de sol, que si postureos forzados hasta el extremo para registrar todos y cada uno de nuestros (más que dudosos) momentos de felicidad, que si productos mostrados como si las redes sociales fuesen una simple transposición digital del clásico catálogo publicitario, que si un cúmulo de imágenes de banco más vistas que la muerte de Chanquete, que si efemérides surrealistas de las que nos toca hablar a narices porque si no, no estamos “al día” - Día Mundial de los Calcetines Perdidos, Día Mundial de Hablar como un Pirata, Día Internacional del Ascensor -, que si este u otro filtro extremo para parecer más joven, o más deportista, o un personaje de Anime...
¡Está claro! Basta darse un paseíllo por alguna que otra red social para encontrarnos con una serie de contenidos ultrarrecurrentes que nos alejan de lo más real, natural o cercano para adentrarnos en el mundo absorbente de lo artificial, customizado y/o ficcionado en el peor sentido de todas estas palabras. Y maticemos, porque si bien es cierto que la creación libre de nuevas realidades merece todo el respeto del mundo y forma parte del haber de los grandes valores y logros de la raza humana (ay, nuestra maravillosas imaginación), la recurrencia al fingimiento como norma para ocultar, difuminar o incluso disfrazar una realidad que no nos interesa mostrar acaba resultando, en no pocos casos, inútil, aburrido y contraproducente. Y el mundo de las fotografías en social media no se escapa de esta cultura tan manida como hastiante.
No vamos a poner ahora en duda las numerosas ocasiones en que las hemos percibido que, aparentemente, son esos contenidos los que consiguen más éxito social, sobre todo si quien los lanza es una persona pública (deportista, artista, modelo o influencer). Pero si tú no lo eres, como nos ocurre a la inmensa mayoría de usuarios de redes sociales, y tu deseo es contar algo que consideras que tiene interés y, por lo tanto, valor para un público X estimado, probablemente ya habrás descubierto que ciertos trucos comunicativos que utilizan las versiones online de estas celebridades no obtienen el mismo éxito social si los desarrolla quien no goza ni de su conocimiento ni de su reconocimiento. Si este es tu caso, quizás te interese seguir leyendo porque te vamos a dar unas ideas en forma de tips para que reconsideres la calidad (y por qué no, cantidad) de tu presencia social media.
Lo artificial no es natural
Evita artificiosidades sin valor. Sin duda alguna, lo más natural siempre es lo más cercano, y aunque el postureo tiende a aportar ciertas dosis extra de interacciones y alcance, también es cierto que puede acabar provocando rechazo e incluso burla. Un caso muy conocido es el de Celeste Barber, comediante australiana conocida por reproducir y reinterpretar -con muchísima imaginación y gracia, por cierto – los posados y posturas más alucinantes de las modelos de diferentes firmas de moda en su cuenta de Instagram , un territorio especialmente poblado de postureos y vida cool.
Las verdades a medias son las peores mentiras
En la línea de la naturalidad, no finjas lo que no eres o lo que no tienes. Busca el mejor enfoque y el que más emocione sin renunciar a la realidad, porque no existe nada más inapropiado y errado que provocar que las personas se sientan defraudadas en relación a las expectativas que les habías vendido a través de tu comunicación social digital.
Los catálogos, para lo que valen
En coherencia con los anteriores tips, huye como de la peste de la cultura del catálogo con esas imágenes en fondo liso de estudio sacadas de tu tienda online a mayor gloria de tu futurible cifra de ventas . Dale una vuelta creativa a la forma de presentarte a ti, a tu marca, a tus productos o a tus servicios, si es lo que deseas y necesitas, y comprobarás cómo aumenta el interés por ellos. Trabaja bien tu branding porque luego, vender o no vender ya es otro cantar que va a depender de muchos otros factores.
Humaniza que algo queda
Muéstrate tú y muestra a tu gente, y hazlo de la manera más natural posible, sin forzar situaciones por conseguir nuevas fotos con nuevos likes. Recuerda que el factor humano es el más humano de los factores. Su correcto y equilibrado uso hará aumentar el interés por tu comunidad, así como y el número y calidad de personas que te siguen.
No publiques siempre todo
Apuesta por la calidad en todas las circunstancias, midiendo a la vez la cantidad en tu presencia social media. Nunca publiques una o varias imágenes simplemente porque ya toca - o así lo tienes pautado - o porque hoy bien nos valen así y cumplimos los mínimos porque no… no todas las fotos valen! Apuesta por el contenido de valor evitando taponarlo con otro tipo de contenidos que te alejan de tu auténtico objetivo: impactar y emocionar con todo aquello que tienes para ofrecer.